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Mirar la cuarentena

¿Cómo podemos representar la vida en cuarentena a través de las posibilidades que nos brinda el arte audiovisual? ¿Cómo retratar los sentimientos, la cotidianidad, los silencios, el afuera, el adentro, las rutinas, las emociones, los miedos, las esperanzas, las alegrías, las incertidumbres, la paranoia, la solidaridad, el amor, las relaciones, los sentidos y los distintos momentos que puedan surgir en el encierro? Estas fueron las consignas para un videopoema que la Lic. Ana Espinoza, docente de la cátedra Realización III propuso al alumnado. Aquí compartimos tres de las “respuestas”.

Sobre las piezas nos cuentan:

Sofía Tártalo: La lluvia comienza. Esta es distinta a las demás porque lleva tiempo sin detenerse. No importa qué tan secreto sea tu lugar de escondite, afecta a cada rincón simultáneamente. Algunos fueron afortunados y encontraron un lugar consistente para esperar a que se detenga, pero otros no tienen la misma suerte y esperan sentados en la mitad de la nada, sin siquiera un árbol que los mantenga a salvo. Están completamente empapados, hasta las entrañas. Esperan sentados con la esperanza de que alguien pase y les comparta un lugar debajo de su paraguas, pero a cada segundo pierden un poco la esperanza, de a poco la desesperación se asoma. Están convencidos de que gritar no vale la pena, ya dieron señales, pero por el momento nadie se acerca. Deciden esperar en silencio. Se imaginan en un lugar en donde tengan un techo, en un desayuno caliente, una mascota para acariciar, una ventana en donde ver caer las gotas de la lluvia. Esos pensamientos los emocionan, a tal punto de que las lágrimas comienzan a caer, pero se pierden entre las gotas de la lluvia. De a poco, se acuestan en el suelo y entran en un sueño profundo. A lo lejos, aparece una persona.

En este videopoema expreso mis deseos para todas las personas que actualmente son afectadas por esta lluvia, y espero desde lo más profundo de mí ser que puedan sobrellevarlo de la mejor manera posible. Cuando termine, todo va a volver a estar bien.

Lucas Amarilla: Este momento de mi vida se vio marcado por un suceso único, atravesamos un evento que modificó nuestra cotidianidad. La cuarentena me afectó no solo en tener que vivir todo este periodo en aislamiento, sino que también acentuó varias viejas aflicciones que venía cargando conmigo estos últimos años. Y sé que no soy el único, sé que es algo que le está pasando a mucha gente, y quise reflejar lo afectada que puede estar una persona propensa a deprimirse o a verse su salud mental comprometida en tiempos de aislamiento.

Como sociedad no debemos tomarnos esto a la ligera, cada vez más personas se ven ganadas por el estrés, la ansiedad, el pánico y la depresión que nos causan estos tiempos modernos y lo importante que es atender estas necesidades psicológicas para que no terminen afectando en nuestro día a día como personas. El hecho de cambiar la rutina o buscar cosas nuevas para hacer a veces no es suficiente. Y esto lo quise mostrar en mi obra, un alma insatisfecha de cambiar constantemente dentro de lo que nos puede ofrecer el encierro en cuatro paredes.

Personalmente, considero que mi vida está fuertemente ligada a la música, es mi mayor cable a tierra y mi compañera en momentos de soledad, también la que me impulsó a cambiar y a establecer mi identidad a lo largo de mi vida, y por supuesto, me acompaña fuertemente en los días de cuarentena, por eso considero que es de importancia fundamental que esté plasmada como parte de mi experiencia transitando la misma, aparte también de considerarla como un remedio espiritual a la tristeza.

Sol Collantes: Este audiovisual tiene como impronta principal una mirada plenamente subjetiva y experimental de la cuarentena estricta que inicia el 20 de marzo del 2020.

Hay una búsqueda de lo sensible, de lo intrínseco, de lo que nos mueve, de lo que nos atraviesa. Tan simple como que de repente todo lo que sucede alrededor tiene otra importancia, lo que antes no se escuchaba, ahora sí. Afloran detalles, es entonces cuando nacen escenarios, que en realidad siempre estuvieron ahí. El flujo del tiempo de esa realidad se discurre en una toma. Pero no es solo en esos efímeros momentos en los que me detengo, sino también en el proceso interno de ver pasar ese instante, de contemplarlos con cierto desasosiego por ser ineludibles. Permanece un silencio que nos conflictúa internamente, como un monzón extrañamente polifónico imparable y exacerbado.

Por otro lado, no ausente de simbolismos, lo representado en la obra dice más de lo que solamente se ve. El agua en sus distintas formas es un relato interno que ahonda en lo profundo del pensamiento y de lo sensitivo. En la entraña de duelos antiguos, oscuros y solitarios que, en ocasiones, brotan, se escurren, se evaporan y mojan como el agua.

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